Los cenizos argumentarán que el Tour de Francia ha terminado: que Jonas Vingegaard lo aniquiló cuando canceló los planes de su equipo para atacar en La Bonette, y que lloró su deceso en meta por saberse impotente para contrarrestar a Tadej Pogacar, un dominador sublime. La realidad es que todavía quedan dos días con muchos premios en juego: el premio del podio, entre un Vingegaard en remisión y un Remco Evenepoel en efervescencia; la Montaña, con un Richard Carapaz excelso; y, sobre todo, las dos victorias parciales que pueden alegrar el balance de los 10 equipos que quedan por ganar o redondear el de aquellos 12 que ya tienen una postal alegre que llevarse a casa. Dos días de gracia que bien pueden valer el Tour de aquellos que, según los pesimistas, ya lo tienen todo perdido.
Serán 132,8 kilómetros con cuatro puertos: el Col de Braus (2ª, km 24,7), el Col de Turini (1ª, km 59,8), el Col de la Colmiane (1ª, km 95,9) y el Col de la Couillole (1ª, km 132,8). Todo en una travesía por los Alpes Marítimos, paraje ideal para el ciclismo. Aquí se disputa cada junio la Mercan’Tour Classic, una joven y bella prueba de un día que incluye en su recorrido el Col de la Colmiane (1ª, km 95,9) y el Col de la Couillole (1ª, km 132,8) cuyos cuatro ganadores participan en esta Grande Boucle: Guillaume Martin, Jakob Fuglsang, Richard Carapaz y el local Lenny Martinez. Y, sobre todo, aquí se decide cada mes de marzo la vibrante París-Niza. En la Couillole, meta de hoy, sentenció Tadej Pogacar la edición de 2023. En la Colmiane, en 2018, Simon Yates se las prometió felices antes del vuelco de Marc Soler en la jornada conclusiva. Los seis nombres mentados son candidatos al triunfo; quizá algo menos Tadej, que se autodescartó tras su victoria en Isola 2000. El ramillete de aspirantes al día de gracia es amplio, y eso promete cuatro horas de competición linda e intensa.