Uno de los motivos por los que el ciclismo es un deporte extraordinario es que nunca sabemos cuándo viene lo extraordinario. Este miércoles esperábamos una bella etapa para la escapada y una jornada normal para la general: tal vez unos fuegos de artificio, o un pequeño duelo sin consecuencias en tiempo ni en emociones. Y sin embargo, nos encontramos con que la ambición (¿desmedida?) de UAE Team Emirates y las piernas (¿sorprendentes?) de Jonas Vingegaard nos brindaron un espectáculo que puede ser definitorio para el devenir de la carrera: un eje narrativo que explicará, con casi total seguridad, el Tour de Francia de 2024.
Con una sola tarde para masticar lo sucedido, el pelotón afrontará una nueva jornada exigente este jueves. Serán 203,6 kilómetros entre Aurillac y Villeneuve-sur-Lot, abandonado el Macizo Central para tocar la puerta de los Pirineos por un terreno repechero que se presta a la formación de una escapada poderosa. No será sencillo que los equipos de los velocistas les dejen partir así como así: tanto el Alpecin-Deceuninck de Jasper Philipsen como el Intermarché-Wanty de Biniam Girmay, el Astana Qazaqstan de Mark Cavendish y el Jayco-AlUla de Dylan Groenewegen actuaron reservones camino de Le Lioran. Son los cuatro velocistas que han ganado etapa en esta Grande Boucle: los cuatro grandes favoritos en caso de una nueva ‘volata’ que, en este caso, picará ligeramente para arriba. No descartemos, eso sí, que ocurra lo extraordinario. Al fin y al cabo, esto es ciclismo.