A diferencia de los aprendices de campeón, como Egan Bernal o Tadej Pogacar, que le han precedido en el palmarés, Jonas Vingegaard no parecía predestinado al título, sino que fue progresando de puntillas hasta ganar, a sus 25 años, el único Tour de Francia que ha salido de su país, Dinamarca. Aunque ahora parece hecho a medida, la verdad es que el pescadero de un país nórdico se ha llevado el maillot amarillo gracias a un cúmulo de circunstancias.
El Tour de Francia le arrancó lágrimas a Jonas Vingegaard mucho antes de llegar a la entrada de las cuevas de Rocamadour, cuando quedaba ya descartada, definitivamente, la amenaza que representaba Tadej Pogacar para el equipo Jumbo-Visma, traumatizado aún por la derrota de su esloveno, Primoz Roglic, en la crono final en 2020. De los diez daneses en la salida de Copenhague, el subcampeón de 2021 fue el que más se emocionó en la presentación de los equipos, al verse aclamado por las decenas de miles de compatriotas que se agolpaban en los jardines de Tivoli, pulmón verde de la capital cuya vocación siempre ha sido entretener al pueblo vikingo.
Cuando Dinamarca presentó oficialmente su candidatura para una Grand Départ, en junio de 2016, "prueba de que el Tour de Francia llega lejos", comentaba en su momento el director de la carrera, Christian Prudhomme, todo ello con miras a unir a "la competición ciclista más importante del mundo y a la ciudad mejor adaptada a la bicicleta del planeta", Jonas Vingegaard acababa de firmar, un mes antes, a sus 19 años, su primer contrato de ciclista profesional con el equipo continental ColoQuick.
Su primer gran viaje, para el Tour de China, en septiembre de aquel año, pasaría desapercibido para el ciclismo mundial, pese a que apuntaba maneras, con su segundo puesto en la general... De hecho la llegada a la élite de este joven oriundo de Hillerslev, en el norte de Dinamarca, parece sacada de un cuento de Andersen. Cuando los dirigentes del equipo neerlandés Jumbo-Visma se interesaron por Julius Johansen, el campeón del mundo junior 2017, Christian Andersen, antiguo corredor -que no con Hans Christian, autor del siglo XIX de gran renombre- les aconsejó poner a prueba más bien el potencial de Jonas Vingegaard, un joven delgaducho sin gran pedigrí.
Los relevos en la montaña que ofreció a Primoz Roglic para que pudiera ganar la Vuelta 2020 le granjearon el respeto del pelotón y de algunos aficionados, pero en la siguiente temporada no contaba con ninguna de las Grandes Vueltas en su programa de carreras. Tuvo que esperar a una pausa en la carrera de Tom Dumoulin para que se liberara un puesto, para él, en la selección de corredores para el Tour de Francia que salía de Brest. Pese a figurar como mochilero, tuvo que reemplazar en el último momento al líder, Roglic de nuevo, tras una caída. De esta forma, gracias a un cúmulo de circunstancias poco probable, Dinamarca, que debía acoger la Grand Départ en 2021 (y finalmente sería en 2022 por la Covid y la Eurocopa), se encontró con un vigente subcampeón en la lista de favoritos en Copenhague.
De hecho, Vingegaard figuraba más bien como un "outsider", una de las dos grandes bazas de la armada de Jumbo-Visma para la clasificación general. Pero Roglic volvía a caer, entre dos tramos de adoquines en la quinta etapa, y se cambiaron los roles: el esloveno, con la espalda hecha trizas, se puso al servicio del danés, en la ascensión al puerto del Télégraphe y luego, en la del mítico Galibier, para intentar atacar al maillot amarillo, Tadej Pogacar, aprovechando que su equipo UAE Team Emirates se veía diezmado por los casos sucesivos de Covid. Vingegaard salió volando en Granon, lugar en el que Bernard Hinault lucía el maillot amarillo por última vez en 1986 y al que no había vuelto el Tour desde entonces. Un paisaje grandioso para hacerse con el liderato. Aunque Vingegaard no soltaría ya el maillot amarillo, el 109º Tour de Francia mantuvo la intriga, al no darse Pogacar por vencido hasta el término de la contrarreloj de Rocamadour.
El duelo resulta siempre un ingrediente infalible en las carreras ciclistas por etapas. Y el juego limpio de sus protagonistas es otra de sus grandes bazas. Tras un último ataque en la montaña, el joven esloveno resbalaba, sin sufrir daños, en la bajada del puerto pirenaico de Spandelles, inédito en el recorrido de la prueba. El maillot amarillo esperó al maillot blanco y su apretón de manos, lleno de reconocimiento mutuo, pasará a la historia. De haber nacido tres semanas después del 10 de diciembre de 1996, Jonas Vingegaard también hubiera finalizado como el mejor joven del Tour de Francia 2022. Se alza como el mejor escalador, además de campeón final, como hiciera Tadej Pogacar en las dos ediciones anteriores. Y parece más joven que su edad. Su pareja, Trine, madre de Frida, su hija de dos años, y responsable de marketing de ColoQuick, su antiguo patrocinador, tiene once años más que él.
Su recorrido personal le ha encantado al presidente francés Emmanuel Macron, de visita en Hautacam: representa la ascensión social de un pescadero - su antigua profesión - la víspera del paso del Tour en Cahors cerca del castillo de Cayx, propiedad de la familia real danesa, que cuenta con una rama francesa. Tampoco hay que olvidar su apellido, maravilloso para los franceses, tan amantes del buen vino: Vingegaard, en danés, significa "viñedo".
