En las carreteras del Vaucluse y el Drôme no existe tal cosa como un trazado totalmente llano, pero no hay duda de que los sprinters querrán asomar la cabeza y aguarle la fiesta a los fugados, que tendrán poco margen de maniobra. Si empieza a soplar el viento, como suele ser el caso en esta zona, podría darse un giro dramático en los acontecimientos con la formación de abanicos. Todo apunta a que se palpará la tensión en cada cambio de dirección durante los últimos 50 kilómetros de carrera.
Comentario de Christian Prudhomme
29 octubre 2024
- 12:35
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