Profecía autocumplida: la convicción de que algo va a pasar provoca que suceda. Casi todo el pelotón está de acuerdo en que la decimoséptima etapa del Tour de Francia, con meta en Superdévoluy después de 177,8 kilómetros partiendo desde Saint-Paul-Trois-Chateaux, se resolverá con victoria para la escapada. Resulta difícil apelar este diagnóstico habida cuenta de que la tradición dicta que toda etapa de media montaña en tercera semana se resuelve así, dado lo limitado de las fuerzas y la inminencia de jornadas decisivas; en este caso, las temidas etapas de los Alpes Marítimos y Niza.
Con una primera mitad de etapa relativamente plana, el trabajo colectivo será esencial para aquellos aspirantes a filtrarse en la escapada. Existe cierta amenaza de viento, favorable de inicio y de costado a partir de Tulette (km 12,9), para complicar un poco más el proceso de formación de la fuga. En esta fase, las ruedas a seguir serán EF Education-EasyPost (Ben Healy, Richard Carapaz, Rui Costa) y Movistar Team (Oier Lazkano, Enric Mas, Javier Romo), muy comprometidos con la fuga en las últimas jornadas. Buena parte de los 2.850 metros de desnivel de la etapa se concentran en el tercio final, que incluye los puertos puntuables del día: el Col Bayard (2ª, km 145,7), el Col du Noyer (PB, 1ª, km 166,3) y la Côte de SuperDévoluy (3ª, km 177,8). Será el estreno de Superdévoluy en el Tour de Francia después de dos presencias la pasada década en el Critérium du Dauphiné, una resuelta entre los hombres de la general (victoria de Samuel Sánchez en 2013) y otra entre la escapada (Steve Cummings, 2016). Este miércoles, el escenario más probable es sin duda el segundo; más que nada, porque todo el mundo cree en él.
