Es difícil describir lo que siento ahora mismo. Si te soy sincero, estoy abrumado. Es fantástico conseguir una victoria así, corriendo como a mí me gusta. Venía al Tour de Francia para esto. Mi forma física estaba mejorando día a día y yo sabía que era posible lograr un triunfo así, aunque en las etapas anteriores me fuera imposible batir a los favoritos. Después de dos años tan duros, esta victoria es una alegría indescriptible.
Ha sido divertido. Me ha recordado mucho a mi victoria en Liège-Bastogne-Liège, que fue bastante parecida con Jelle Vanendert persiguiéndome y recortándome ventaja en las subidas. Iba recibiendo referencias desde el coche y seguí subiendo a mi ritmo, tratando de no reventar. Sabía que, si coronaba destacado, podía abrir hueco en el llano y el descenso. En los últimos kilómetros, lo di todo.
Hay una gran diferencia entre estar en la pelea y ganar la etapa. Hoy tomé todos los riesgos necesarios para imponerme y lo conseguí. Quiero dar las gracias a mi equipo, para el que este triunfo significa muchísimo después de todas las dificultades de los últimos días; también a todos los que han tenido fe en mí durante los últimos años. Porque ha habido personas como Andy Schleck que han estado ahí apoyándome siempre, confiando en mis posibilidades, y me alegro de haber demostrado que tenían razón.