En los años de cambio de década, el Tour de Francia ha conocido cambios organizativos entre bambalinas, con un alcance que en ocasiones ha resultado decisivo y, en otras, anecdótico. El viaje en el tiempo propuesto por letour.fr prosigue con los preparativos del Tour de Francia 2000, para el que se contempla y se llega incluso a preparar hasta el más mínimo detalle una salida espectacular desde Guadalupe, a cerca de 7.000 kilómetros de París. Faltó muy poco para asistir a un recorrido del Tour transatlántico.
A mediados de los 90, la perspectiva del año 2000 emociona e inquieta a partes iguales. Para el Tour de Francia es más bien lo primero y brinda la ocasión de elaborar un recorrido inédito. Aunque no faltan las buenas ideas, una destaca frente a las demás, en parte porque proviene de las más altas esferas del gobierno. Jacques Chirac le susurra al oído a Jean-Claude Killy, entonces presidente de A.S.O., que apoyaría plenamente una salida del Tour de los departamentos y territorios de ultramar franceses, concretamente de Guadalupe, donde se encuentra al frente del gobierno local su amiga Lucette Michaux. Además, se trata del territorio de ultramar francés en el que más se practica el ciclismo, con una generación de ciclistas de pista que ha logrado obtener resultados interesantes y un Tour ciclista bien enraizado en el panorama deportivo desde su creación en 1948.
Jean-Marie Leblanc presta atención al proyecto, pese a parecer una locura a primera vista: "La idea me gustaba; ofrecía algo inaudito para marcar el año 2000. Estaba cargado de gran simbolismo. Era una forma de mostrar que los departamentos y territorios de ultramar son parte integral de Francia". Se organizan reuniones y viajes de reconocimiento para evaluar la viabilidad del proyecto. Jean-François Pescheux, entonces director de competiciones, fue el más asiduo a las excursiones para analizar todos los detalles del proyecto: "el problema principal era cómo lograr llevar ahí la menor cantidad posible de material. Decidimos no organizar un prólogo para evitar el transporte de las bicicletas para cronos, autorizar un solo vehículo por equipo, así como una caravana publicitaria muy reducida. El recorrido en sí resultaba interesante, con una etapa en llano por Basse-Terre y una etapa de media montaña en Grande-Terre, las dos con la misma meta, cerca del aeropuerto de Pointe-à-Pitre". El segundo gran reto de la escapada del Tour a las Antillas francesas era lograr "reducir la distancia" y el efecto de la diferencia horaria con Francia.
El "plan Guadalupe" se veía condicionado por una cuestión logística de gran calado: solo el uso del Concorde permitía cumplir los horarios para el traslado de los corredores.
Con el fin de perturbar lo menos posible el organismo de los ciclistas se tenía que llegar lo más tarde posible a la isla y regresar lo más rápido posible. Y para ganar unos veinte minutos adicionales, se preveía un retorno a Brest. En el calendario previsto por Pescheux, se tenía a todo el mundo en cuenta: "si programamos la segunda etapa para llegar a mediodía, es decir a las 16:00, hora de Francia, los corredores podrían llegar para dormir en su hotel en Brest a medianoche y al día siguiente se prepararía una etapa corta hasta Quimper, de unos 120 kilómetros; así resultaba factible". En cuanto al alojamiento, en Guadalupe no faltaba capacidad hotelera. Por su parte, Philippe Sudres, entonces director de comunicación de A.S.O. y encargado de las relaciones con los canales de retransmisión, había previsto el dispositivo de producción TV: "para todo el material pesado, por ejemplo los helicópteros que filman la carrera, la idea era hacerlos llegar de Florida".
El "plan Guadalupe" se veía condicionado por una cuestión logística de gran calado: solo el uso del Concorde permitía cumplir los horarios para el traslado de los corredores. Al final, resultaron decisivas las conversaciones con Air France, recuerda Pescheux: "Se organizó una reunión con el Ministro de Transportes y concluimos que necesitábamos 6 Concorde para llevarlo a cabo. Sin embargo, la aerolínea no tenía tantos a disposición y no podía permitirse interrumpir todo su servicio para nosotros. Fue una pena. Hubiera resultado increíble mostrar lo cerca que están las Antillas gracias al Tour". En aquella época aún no se contemplaban para este tipo de proyectos posibles derogaciones, como añadir una jornada de descanso o la celebración de una primera etapa un viernes, que permitieron por ejemplo al Giro de Italia salir de Israel (2018) y a la Vuelta de España de los Países Bajos (2009). Sin cocoteros a la vista, el pelotón del Tour 2000 se reunió en el Futuroscope de Poitiers, donde se celebró un prólogo que permitió destacar a un joven ciclista revelación, David Millar, primer portador del maillot amarillo del siglo XXI en su primera participación en el Tour.
À découvrir ou à relire, les épisodes précédents de la série :
. 1980 : Hinault met un genou à terre (8/10)
. 1970 : Leblanc, un équipier à fort potentiel (7/10)
. 1960 : Quand la Grande Boucle salut le Grand Charles (6/10)
. 1950 : divorce à l’italienne (5/10)
. 1940 : Tour d’absence (4/10)
. 1930 : le Tour fait sa révolution (3/10)
. 1920 : les « sportsmen » selon Desgrange (2/10)
. 1910 : Alphonse Steinès, le grand bluff (1/10)