Estoy muy contento. Estoy muy emocionado porque hemos trabajado bastante en casa, con la familia, con mi esposa, con mi hijo... No ha sido fácil llegar hasta aquí.
Teníamos confianza hoy porque éste es nuestro terreno. A 2000 metros de altitud me siento como en casa. Mi equipo Astana y yo hemos estado siempre ahí, en la lucha por los puestos de honor. Soñábamos mucho con este momento y nunca perdimos la fe de pelear día tras día. Mis compañeros han hecho un trabajo perfecto de inicio a fin. Se han dejado la vida para acompañarme; Omar Fraile, en particular, me ha sorprendido por cómo ha superado junto a mí La Madeleine, un puerto nada fácil para él. Nos merecemos esta victoria. Es perfecta para celebrar el cumpleaños de nuestro ‘capo’ Vinokourov.
Quiero dedicar esta victoria a mi esposa y a mi hijo. Es difícil para mí estar lejos de ellos. Pienso mucho en ellos, les echo de menos cuando compitiendo en Europa. Es una de las partes más difíciles de mi trabajo.
