Fue un sprint muy difícil. La última rotonda, a 400 metros de meta, generó mucho desorden y me permitió adelantar cuatro posiciones. Sabía que había viento de cara, por lo que era conveniente empezar el sprint lo más tarde posible y arrancar desde la espalda de Sagan y compañía. Pero creo que esperé demasiado.
Mañana la etapa es montañosa y muy dura. Espero poder tomármela con tranquilidad, porque son ya cinco jornadas seguidas dándolo todo.