¿A QUÉ JUGAMOS?
Diecisiete jornadas entre la primera y la última etapa de montaña del Tour de Francia; lo nunca visto. Y todo empieza con la cita de El Lioran, con una secuencia que pillará “en frío” a los corredores, tras cerca de 1.000 kilómetros en llano. Las ascensiones al Puy Mary, al puerto del Perthus y a la estación de El Lioran están concentradas en cuarenta kilómetros con muchas rampas propicias al ataque para un especialista de la montaña que tenga buenas piernas. Los toboganes previstos al final pueden transformarse en “campeonato del mundo de bajada”, especialmente tras Perthus, con el maillot amarillo como posible recompensa.
Seguro que lo tienen pensado…
Auvernia es el territorio de Romain Bardet. Por tanto, todas las miradas estarán puestas ese día en el líder de AG2R, pero no solo porque su abuela de Murat se desplazará para animar a su nieto, ni porque sus primeros pinitos en el esquí fueran en la estación de El Lioran. Por su temperamento y por su potencial, a Bardet le interesa pasar a la acción: su talento para las bajadas pueden permitirle marcar la diferencia, como hiciera el año pasado en la etapa de Para-Loup del Dauphiné.
En general se trata de un terreno favorable para varios aspirantes al podio: Dan Martin estará más cómodo en el Cantal que en las grandes ascensiones alpinas o pirenaicas; Dani Navarro o Eduardo Sepúlveda podrían dar la sorpresa, al igual que Wilco Kelderman; Adam Yates podría también asestar un golpe en una posible duelo con Warren Barguil por el maillot blanco; Rui Costa es capaz de destacar y aprovechar sus bazas, demostradas en otros terrenos cercanos y similares (victoria en Super-Besse en 2011); sin olvidar a Andrew Talansky, ganador en Brioude en la París-Niza 2013. Como es natural, la lista de posibles invitados sorpresa que pueden sacudir el cerezo es mucho más larga…
Un poco de historia
Ya se hablaba en su día del Super-Lioran para designar a la estación cuyo auge fue impulsado por Georges Pompidou, antiguo primer ministro y, posteriormente, presidente de Francia. En 1975, se diseñaba una etapa de 260 kilómetros con inicio en Albi y que pasaba prácticamente por todos los relieves de Auvernia. El pelotón aborda el final completamente agotado, lo que inspirará a Antoine Blondin a escribir “¡En pie los muertos! ¡De pie sobre los pedales!”, en su crónica cotidiana para L'Equipe. Los corredores pasarían en total nueve horas sobre sus bicicletas. Detrás del ganador belga, Michel Pollentier, los favoritos se ven neutralizados por el dolor, sobre todo Raymond Poulidor, afectado por una bronquitis. Sin embargo, todavía quedaban muchos cambios de tornas espectaculares en una edición en la que Eddy Merckx se inclinaba ante Bernard Thévenet.