El terreno de juego
No habrá ambigüedad posible: el más fuerte se hará con el maillot amarillo al final de la primera jornada del Tour. En los 13,8 kilómetros de recorrido totalmente en llano, la voz cantante la llevará la potencia. El formato es más amplio que el de un prólogo, donde determinados esprínters contarían con alguna posibilidad de hacer valer su explosividad. Aquí el protagonismo será para los rodadores puros, corredores capaces de utilizar piñones grandes y de mantener el nivel de esfuerzo escogiendo las mejores trayectorias. Todo apunta a que la velocidad del vencedor rebasará los 50 km/h, y nadie sabe a ciencia cierta dónde se podrán recuperar los segundos que se pierdan en Utrecht.
Todos los focos apuntan a tom dumoulin y Lars Boom
Cuando el Tour de Francia abandona su patria de origen de forma momentánea, los ciclistas que se convierten en anfitriones hacen gala de la determinación más absoluta para dar lustre a sus colores nacionales. Con ese empeño, Mark Cavendish sucumbió al dolor y mordió el asfalto de Harrogate el año pasado y a Philippe Gilbert se le escapó el tren en Seraing en 2012, igual que a Bradley Wiggins en el prólogo de Londres en 2007. La gesta se anuncia por tanto complicada y espinosa, pero en las calles de Utrecht los Países Bajos contarán con dos bazas importantes capaces de desbaratar la maldición. Tras la presentación del recorrido en octubre, Tom Dumoulin, consciente de los escollos que debería sortear, se propuso precisamente ese objetivo: “En esta contrarreloj me debería ir bien y va a ser el objetivo principal de mi temporada. Para lograrlo, todos los detalles cuentan, pero tampoco quiero obsesionarme”. En las últimas semanas, el corredor del equipo Giant-Alpecin ha recurrido a los servicios de un psicólogo deportivo y ha ultimado su preparación de la mejor forma posible: subiéndose a la bici y ganando dos cronos en el Tour de Suiza.
Por su parte, Lars Boom ya cumplió con su papel de embajador de los Países Bajos en el Tour al poner fin a una sequía de victorias de casi 10 años en la memorable etapa de Arenberg el año pasado. Ese espectáculo sobre el asfalto podría consolidarse con una demostración de poderío en las calles de Utrecht. Todavía un poco verde para ocupar el puesto que le corresponde en condiciones similares a las de Rotterdam en 2010, Boom ha consolidado su fama como especialista en cronos de corta distancia (victorias en los prólogos de la Vuelta a Catar, el Critérium del Dauphiné y la París-Niza, entre otras). Al contrario que Dumoulin, Lars Boom encara el Tour 2015 con la única misión de servir a los intereses de su nuevo líder, Vincenzo Nibali. Esa condición de gregario no debería frenarlo en la contrarreloj inaugural, puesto que no cabe duda de que sus aportaciones empezarán al día siguiente en las carreteras de Zelanda.
Y a corta distancia…
Está claro que la ola de entusiasmo naranja que arreciará sobre Utrecht no desviará de su propósito a los cerca de 180 corredores que visitarán Holanda. Entre ellos figuran algunos de los mejores rodadores del pelotón. Fabian Cancellara, vencedor en otras cinco cronos inaugurales del Tour, intentará tomarse la revancha por el castigo recibido en fechas recientes en el Tour de Suiza (2.o a 2’’ de Dumoulin en el prólogo), mientras que el tricampeón del mundo de la especialidad, Tony Martin, podría tener ocasión de enfundarse el maillot amarillo por primera vez en su carrera deportiva. A estos dos dinosaurios veteranos se sumarán los representantes de la nueva generación: si no logra imponerse en Utrecht a pesar de contar con todos los medios para ello, a Michał Kwiatkowski le interesará situarse bien para la etapa de Huy, donde saldrá con la vitola de favorito. A pesar de ser uno de los recién llegados, Rohan Dennis ya se ha sabido colocar entre los hombres que más cuentan cuando el reloj hace tictac, al igual que Adriano Malori, por ejemplo. En suma, los favoritos para la clasificación general no dejarán escapar ningún segundo en Utrecht por propia voluntad. Chris Froome, Tejay van Garderen, Alberto Contador o Andrew Talanski también son capaces de pegar fuerte desde los primeros compases