El terreno de juego
La etapa francobelga que se disputará entre Seraing y Cambrai será la más larga del Tour, con sus 223,5 km. Sin embargo, esa no será ni mucho menos la dificultad principal de la jornada. Y es que en los últimos cincuenta kilómetros, los corredores deberán afrontar 11,5 kilómetros de adoquines de “La Pascale”, llamada así antiguamente por disputarse al inicio de Pascua, repartidos en seis tramos bien conocidos por los especialistas de clásicas. La experiencia reciente muestra que las visitas del pelotón del Tour a Roubaix suelen suponer una criba, en ocasiones incluso algo cruel, como podrán atestiguar Fränk Schleck (abandono en 2010) o Alberto Contador (cerca de 2 minutos perdidos en 2014). Al cruzar la meta y hacer las cuentas, seguro que en Cambrai hay perdedores, pero también ganadores, como Nibali el año pasado.
Primer plano… John Degenkolb y Alexander Kristoff
Los pavés tienen sus entusiastas y algunos de ellos son unos auténticos ases. Generalmente el tiempo disponible para su recital es más bien corto, pero lo suficientemente interesante como para que los especialistas de verdad puedan despuntar. 2015 nos ha ofrecido dos auténticos maestros de la disciplina, con lo que parece ser el inicio de un dominio de varios años en los pavés: Alexander Kristoff, autor de una serie inédita en Flandes, con la victoria en la Vuelta de Flandes como colofón, así como John Degenkolb, segundo ganador alemán de la París-Roubaix, después de Josef Fischer que inauguraba el contador nacional en 1896.
El esprínter de Giant-Alpecin se presenta con un nuevo estatus, tras sumar a su palmarés San Remo y Roubaix. Con una potencia que no ha pasado desapercibida en los últimos años, cuenta ahora con un nuevo sentido de la carrera y un mayor talento para maniobrar, lo que le aporta más madurez de cara a una posible primera victoria de etapa en el Tour, ¡si es que no la ha logrado ya dos días antes en Zelanda! Su rival noruego participará también en su tercer tour de Francia, aunque ya empezó a coleccionar ramos el año pasado con sus victorias en Saint Etienne y Nimes. En el velódromo de Roubaix se quedó algo a la zaga, terminando en décima posición, pero Kristoff cuenta con todas las bazas necesarias para adjudicarse esta etapa de Cambrai fuera de lo habitual.
Y a corta distancia…
La impronta de Degenkolb y de Kristoff en la temporada de las clásicas no significa que sus contrincantes estén dispuestos a tirar la toalla. Fabian Cancellara, abanderado de la generación precedente a sus 34 años, aún no ha dicho su última palabra y podría dejar hablar a su magia en los adoquines el próximo 7 de julio. Y tampoco faltan aspirantes a la victoria entre la nueva generación. Aunque aún no cuenten en su haber con una victoria como referencia en tramos de adoquín, Peter Sagan (6º en Roubaix en 2014, 4º en la etapa de Arenberg) ha logrado resultados muy loables, al igual que Zdenek Stybar por ejemplo. Al mismo tiempo, la batalla de los pavés la librarán también los protagonistas de la general. Vincenzo Nibali, si se siente con fuerzas de reincidir, no se privará de asestar un nuevo golpe a sus adversarios, como el años pasado, pese a estar descubriendo este inhóspito terreno. El italiano contará además con la ayuda de Lars Boom. A su vez, Chris Froome, que en 2014 no lograba siquiera llegar al primer tramo, tendrá ganas de afirmarse y está bien acompañado con corredores fuertes como Geraint Thomas o Ian Stannard. A ver cómo digieren los españoles e hispanohablantes, poco entusiastas del pavé, esta etapa. Será todo un reto para Alberto Contador, Nairo Quintana o Joaquim Rodríguez…