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Saint-Lary Pla d'Adet: un pulso al destino (4/5)

EL TERRENO

La buena comida nunca depende tanto de la cantidad, sino del sabor que deja en la boca. Lo mismo ocurre con las etapas del Tour de Francia, capaces de proponer al mismo tiempo un formato denso y dinámico, pero con matices intensísimos. La ascensión a Pla d’Adet ya ha sido el telón de fondo de cambios importantes en la carrera, como cuando en 1974 Raymond Poulidor se impuso en la etapa doblegando al mismísimo Eddy Merckx. En la edición de este año, el pelotón tendrá que recorrer una distancia de 124 km. Sobre todo desde el kilómetro 50 y en la subida hasta el puerto del Portillón, los corredores se las habrán de ver con cuatro ascensiones sucesivas y exigentes, con ocasiones más que de sobra para que aquellos a quienes les aguanten las piernas y el temperamento dinamiten la competición a su antojo. Por ejemplo, en los 10 km de última subida, en el podio del Tour podrían darse todos los cambios habidos y por haber.

TODAS LAS MIRADAS PUESTAS EN… ALBERTO CONTADOR

Aunque sería un brindis al sol anticipar las posiciones de la clasificación general al comienzo de la 17.ª etapa, a lo largo de todo el año sí ha ido cobrando forma el duelo entre el defensor del título Chris Froome y su adversario declarado Alberto Contador, rivalidad que ha ganado enteros tras el último Critérium del Dauphiné. El español demostró en aquella competición que su sentido atacante y su visión táctica se mantienen en perfecto estado de revista, mientras que sus condiciones físicas parecen estar a la altura de sus mejores años. En caso necesario, el «Pistolero» podría lanzar una ofensiva en cualquier momento para intentar tomar el poder al asalto. En cualquier caso, el propio interesado admite la imposibilidad de predecir los acontecimientos, pero se mostró especialmente entusiasta tras las rondas de preparación que realizó en los Pirineos en el mes de mayo: «El Tour de este año se va a decidir en los Pirineos, donde las etapas van a ser muy difíciles».

Sin dejar entrever sus intenciones ni sus preferencias sobre el conjunto de etapas pirenaicas, el jefe de filas del Tinkoff-Saxo destacó las características específicas de Saint-Lary, amén de reconocer que podría sacar partido de la posible confusión generada: «Va a ser dura, porque será una jornada rápida, difícil de controlar para el líder. Ahí cabría la opción de decantarse por movimientos tácticos. Si el líder tiene un mal día, podría perderlo todo». La batalla está servida.

NO ANDARÁN MUY A LA ZAGA…

La pugna por los primeros puestos de la general podría haberse decantado ya hacia uno u otro lado, pero si termina cristalizando la idea de un duelo entre Alberto Contador y Chris Froome, es probable que haya premios de consolación en juego el 23 de julio en las inmediaciones de Saint-Lary. Los antecedentes más inmediatos sitúan a Vincenzo Nibali como pretendiente al pódium, así como al reciente vencedor de la Dauphiné Andrew Talansky, aunque nunca se puede descartar a Alejandro Valverde, Rui Costa, Jurgen Van den Broeck o incluso a Tejay van Garderen. La dificultad para lanzar ataques constantes en todas las ascensiones del recorrido podría jugar en favor de los candidatos al Top 5 que hubiesen perdido el contacto con la cabeza de carrera en el curso de la competición. En ese contexto, el terreno concedería la oportunidad de remontar en el escalafón o de buscar un momento de gloria para el trío de escaladores franceses: Pierre Rolland, Thibaut Pinot y Romain Bardet. Por supuesto, otros especialistas también podrían dar la campanada, como por ejemplo alguno de los hermanos Schleck, el propio Joaquim Rodríguez o incluso Bauke Mollema.

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