Desde que empecé con el ciclismo es así: todo el mundo sueña con ganar el Tour de Francia o lucir el maillot amarillo. Así que cuando se alcanza la meta… creo que lo he dicho todo al levantar el puño en la llegada. En los 10 o 15 últimos kilómetros me ha pasado de todo por la cabeza; he recordado toda mi vida, de la infancia hasta ahora: cuando empecé con el ciclismo, mi familia, mi madre, mi mujer y mis hijos, mi abuelo que falleció hace dos años… Se lo dedico a todos ellos. Es un sentimiento increíble el que me ha llevado a continuar cada vez con más fuerza. Hoy he tenido un día extraordinario, como nunca.
Esto lo es todo. Es un modo de vida. Lo he adoptado hace unos años. Se tienen que hacer muchos sacrificios sobre el resto de la vida, empezando por la gente que me rodea, que vive conmigo y que me conoce. También su sacrificio hace que esto sea aún más increíble.
Es impresionante ver las banderas británicas a los lados de la carretera. Me hace sentirme más humilde y me lleva a pensar “¿por qué yo”. Ha sido un sentimiento increíble ver la alegría de la gente.
Estoy así porque soy consciente de lo que significa lo que acabo de conseguir. Conozco la historia del ciclismo y sé muy bien qué representa. Es increíble.
Hoy he hecho lo que mejor se me da: la contrarreloj. El recorrido era extraordinario y he querido terminar mi trabajo con un broche de oro. Sentía muchas emociones en los últimos diez kilómetros. Todo se mezclaba: la decepción del año pasado, ver a Cadel en la misma posición el año pasado. Siempre imaginaba lo que se debía sentir… ahora lo sé.
Entrevistas
21 julio 2012
- 19:01
Bradley Wiggins: "Es un modo de vida"